En este artículo explicamos por qué Palabra Verdadera no tiene un templo físico, ni un edificio de culto. Y por qué no vamos a la iglesia.

Estoy a punto de mostrarles un contexto en las Escrituras cristianas donde se menciona por primera vez la palabra «iglesia». Este contexto les mostrará qué tan diferente y espontánea puede ser la noción verdadera de «iglesia» respecto de la actual.. 

 En el capítulo 19 del libro de Hechos, el apóstol Pablo se encuentra en la ciudad de Éfeso, en la costa oeste de Asia Menor. Éfeso era la sede de la diosa Diana. Diana era una diosa flexible y generosa en cuanto a sus encantos. Ella los tomó prestados de una diosa asiática de la fertilidad y una deidad cananea, Ashtoreth, patrona del instinto sexual. Pon estas dos diosas juntas y obtendrás… ¡una estatua bastante explícita con dos docenas de pechos!

Había un gran orfebre en Éfeso llamado Demetrio que ganaba mucho dinero vendiendo estatuas de Diana. Puedes imaginar la agitación del hombre cuando Pablo viene a la ciudad y le dice a la gente que «los dioses hechos por manos humanas no son dioses en absoluto» (versículo 26). Demetrio comienza rápidamente una revuelta entre sus colegas plateros. Él les dice: «Pablo ha logrado cambiar las mentes de un gran número de personas» (versículo 26). Los herreros se dan cuenta al instante de lo que esto significará para su negocio. Quiero decir, para la reputación de la gran diosa Diana … y entonces se enojan mucho y gritan: «¡Grande es Diana de los Efesios!» (Versículo 28) .

Este motín habría permanecido dentro del recinto # 111 de la Unión de Creadores de Diosas si los herreros no hubieran entrado en la plaza del pueblo. En poco tiempo, llenaron toda la ciudad de confusión, y la gente gritó durante dos horas enteras: «¡Grande es Diana de los efesios!»

Uno ¿A quién le puede importar algo esto? A todos nosotros. Porque Lucas, el inspirado escritor de Hechos, llama a esta turba una «iglesia». Sí. Lo hace tres veces: en Hechos 19:32, 19:39 y 19:41.

El Nuevo Testamento fue escrito en griego, y ekklesia es la palabra griega que Lucas usó en Hechos, capítulo 19. (Nuestro equivalente en español es «iglesia».) Aparece en el Nuevo Testamento, 112 veces, para ser exactos. Pero ¿Cómo podrían asociar una palabra tan “santa” como iglesia con estos obreros metaleros paganos?

Los teólogos Doctores de la Iglesia se vieron en un gran aprieto, así que cortaron por lo sano: decidieron hacer lo que solían hacer, que era sacrificar la coherencia en beneficio de sus prejuicios. Pensaron que era mejor ser inconsistentes que asociar a la iglesia con una turba de maníacos alborotadores. Así que cometieron uno de sus muchos crímenes de traducción y llamaron a esta iglesia una «asamblea». ¿Te suena la expresión «traduttore, traditore»?

Estos malos traductores asociaron a ekklesia («iglesia») estrictamente con pisos de mármol, bancos duros, incienso y estatuas de santos. Porque no podían permitirse asociarla con un disturbio. Pero ciertamente puede asociarse con una revuelta, porque la palabra ekklesia es una palabra genérica.El prefijo ek significa «fuera» y klesia significa «llamado». Es así de simple, común y poco religioso. En griego clásico podía usarse para describir a las personas de la calle, al circo, a una fiesta en la playa, al baño de la comunidad, a cualquier cosa. Menos a un templo de culto.

¿Porque es esto importante? Porque cuando las personas te dicen que «vayas a la iglesia», lo que quieren decir es que debes ir a un edificio específico a una hora específica para hacer cosas específicas con personas específicas. ¿Quién les dio el derecho de hacer eso con la verdadera noción de iglesia? La Trascendencia no pone tales límites en la palabra, y este contexto inspirado de Hechos lo prueba.

Además, seguro que les sorprende, la Biblia no contiene una frase como «ir a la iglesia». Ni una sola vez. Ninguna persona en la Biblia «fue a la iglesia». ¿Cómo podrían? La palabra ekklesia se refiere a las personas, no a los edificios. Uno puede reunirse con la gente, pero no «ir a la gente».

Y, sin embargo, alguien podría argumentar: “Pero todavía necesitas sacerdotes, supervisores, maestros y demás. Sin estos, no tienes iglesia». Si este argumento se cruza alguna vez en tu camino, haz lo que yo hago. Di: «Eso es cierto, y no es cierto. Necesitamos tipos de personas útiles en nuestras vidas, pero ¿quién dice que tenemos que encontrar esto en el contexto de un edificio de ladrillos el domingo por la mañana? Podemos recibir esta ayuda sin importar dónde estemos”.

Eso es la única verdad, te doy mi Palabra. Cuando he necesitado que alguien me ofrezca orientación práctica, La Trascendencia ha puesto a la persona más indicada a mi disposición. Puede que no haya sido un pastor «oficial», un cura ordenado por humanos, pero te aseguro que ha sido alguien a quien La Trascendencia le ha dado un talento natural y un corazón generoso. No me encontrarás normalmente en un edificio el domingo por la mañana, salvo que esté admirando la arquitectura gótica del siglo XVI por motivos estrictamente artísticos.

Tengo amigos y mentores que me han ayudado como guías, supervisores y maestros en mi vida. No tienen diplomas, y yo no los llamo «pastor» o «padre» o «maestro» (en general, los llamo por su nombre o por un diminutivo cariñoso), pero cuando los necesito, los llamo y vienen. Son buenos en lo que hacen. Ellos son mis amigos. Hablamos, y me ayudan. Han ido a la escuela de la vida real y compartimos la Palabra Verdadera.

Entonces ¿de dónde viene la costumbre de reunirse en un templo y llamarle impropiamente iglesia? Algunos lo explican diciendo que es en cumplimiento del cuarto mandamiento «Santificarás las fiestas». Claro que el cuarto mandamiento cristiano en ningún momento menciona un edificio. Lo que dice, literalmente, es:

«Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra. Pero el séptimo día es el sábado (Sabbath) del Señor tu Dios: en esto no harás ninguna obra, tú, ni tu hijo, ni tu hija, tu servidor, ni tu sierva, ni tu ganado, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días el Señor hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y descansó el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó».
—Éxodo 20:8-11

Puedo adorar a la Trascendencia en la cárcel. Puedo orar a la Trascendencia en la cima de una montaña. Puedo rezarle a la Trascendencia en mi cama. Puedo hacer esto porque la verdadera adoración ocurre dentro de mí. El templo de la Trascendencia está en mi corazón, y llevo mi corazón conmigo dondequiera que vaya. La adoración ocurre en mi espíritu y nada puede detener eso.

«¿No se dan cuenta de que ustedes mismos son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios vive en ustedes?»

(1 Corintios 3:16).

Esta confusión entre iglesia (comunidad de creencias) y templo demuestra que los cristianos han reducido la adoración a reunirse en edificios. Si un terrorista desea destruir nuestro país, intentará destruir todas nuestras iglesias, sinagogas, ashrams y mezquitas y no habrá más edificios para reunirse. Los cristianos entrarán en pánico porque su culto se centra en los edificios. Si no hay edificios, no hay culto. Si no hay estatuas e imágenes, no hay adoración. Eso es lo que piensa y siente una inmensa mayoría.

El día 15 de abril de 2019 ardía uno de los templos más emblemáticos de la cristiandad y un monumento de enorme valor artístico. Enseguida, grandes instituciones, personajes públicos y magnates se apresuraron a ofrecer enormes donaciones para su reconstrucción. La realidad es que, al cabo de unos meses, menos de un 10% de las cantidades prometidas se han hecho efectivas.

Cuando vi derrumbarse la aguja de Notre Dame de repente me surgió la idea de que todos los diseños de los templos están equivocados. Los campanarios de las iglesias tienen la parte más amplia hacia la gente y el punto más alto hacia los cielos, como si la gente dentro de la iglesia tuviera tantas cosas maravillosas que ofrecer a La Trascendencia que necesitasen una especie de embudo. En todo caso, sería La Trascendencia la que usaría ese embudo, no nosotros. Es La Trascendencia quien tiene tanto que dar. Pero la gente está tan ocupada en el interior de los templos con rituales y ofrendas que no tienen la calma de corazón ni de pensamiento para darse cuenta de todas las cosas maravillosas que La Trascendencia está derramando afuera sobre ellos. Nunca se comparará la luz del más grueso de los cirios con la de un amanecer.

Es por esto que Palabra Verdadera no tiene, ni tendrá un edificio físico para el culto, una iglesia, mezquita, sinagoga o una construcción terrenal. El templo de Palabra Verdadera está en los corazones y el alma de la Comunidad.

«El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas.»

Pablo Apóstol / Hechos 17:24

 

Te doy mi Palabra

Hablante Jael

 

Únete sin compromiso

Únete a Palabra Verdadera para recibir ocasionalmente noticias de nuestra Comunidad

Te has registrado correctamente!